Las habilidades sociales e interpersonales permiten a los educadores manejar situaciones sociales e interpretar señales sociales, ayudan a demostrar compasión y empatía hacia los demás, permiten trabajar en colaboración con otros y resolver conflictos interpersonales.
Las competencias emocionales permiten a los educadores reconocer, comprender y gestionar las emociones y las perspectivas de los demás y hacer frente a la frustración.
Las habilidades cognitivas incluyen actitudes y creencias que guían el sentido del “yo” de los educadores y los enfoques necesarios para el apoyo y el funcionamiento ejecutivo (memoria de trabajo, control de la atención y flexibilidad), e inhibición y planificación.